Ha llegado a las portadas de los periódicos por su habilidad de computación, pero el niño singapurense de nueve años Lim Ding Wen sólo tiene permiso para jugar dos horas al día con su ordenador, y siempre que haya terminado sus deberes.
Ding Wen, que empezó a utilizar un ordenador a los dos años, se convirtió en una especie de celebridad después de crear una aplicación para el iPhone llamada Doodle Kids, que permite a los usuarios dibujar moviendo los dedos en la pantalla, y después borrar sacudiendo el teléfono.
La aplicación, disponible en la tienda de Apple iTunes, tiene más de 27.000 usuarios en todo el mundo.
"Programas es fácil, sencillamente tengo un interés natural en él", dijo el colegial a Reuters. "Es divertido".
Su padre, Lim Thye Chean, es el jefe de tecnologia de una empresa local, y el chico ha crecido rodeado de ordenadores.
Lim comentó que su hijo preguntó por primera vez por la programación hace dos años, y que comenzó a enseñarle en un viejo ordenador amarillo GS de 16 bits de Apple, esperando que fuera lo bastante fácil para el pequeño.
Desde entonces, Ding When ha dominado unos seis lenguajes de programación y completado unos 20 proyectos.
"Ding Wen no es un genio. Sencillamente trabaja duro en lo que hace. Cualquiera con un interés puede hacer programación", comentó Lim.
Puede que sus habilidades vayan más allá de su edad - está escribiendo otro juego de iPhone - pero sigue teniendo la vida normal de un niño de nueve años, y eso significa deberes y normas en casa.
"Dos horas de ordenador al día y sólo después de los deberes", dijo el niño refunfuñando.
Su madre, Zhao Yan, dice que también tiene que hacerlo bien en el colegio.
"No tiene que estar entre los tres primeros, sólo entre los 10 primeros bastaría", afirmó. El año pasado fue el décimo de su clase.
Y aunque los ordenadores, y juegos como "Sonic the Hedgehog" de Sega están entre sus actividades preferidas, también le gusta ir en bici y jugar con su mascota, el gusano James.
También está decidido a no dejar que la fama se le suba a la cabeza.
"No quiero hacerme famoso", dijo Ding Wen en su habitación, donde tiene colgados artículos de periódicos sobre él. "Sólo quiero ser bueno en mi programación".
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